Alejandro
"Conocí el swing en Vitoria el año 2011. Una amiga quiso apuntarse a clases de Lindy Hop, buscaba pareja y yo me apunté sin ni saber qué era. Y desde entonces no ha habido vuelta atrás. Descubrir el baile, la música y la dimensión social del swing marcó un antes y un después y me ha ocupado los últimos nueve años. Intentar mejorar en el baile, conocer y apreciar la música, descubrir que había otros estilos de baile en el swing, aprender Balboa y que también se puede bailar solo. En 2013 me trasladé a Madrid. La escena swing en Madrid estaba creciendo rápidamente y tenía una energía increíble. Una de las primeras cosas que hice fue buscar dónde seguir aprendiendo. Me hablaron de una chica que había empezado a dar clases en Madrid poco antes y así encontré a Alba y a Gas. ¡Y qué hallazgo! Al principio me costaba hasta creerme mi suerte. Mis nuevos profesores hacían que cada semana ir a clase fuese como asistir a un taller de los grandes. Y así, bailando y aprendiendo seguí hasta que en 2015 me hablaron de dar clases con ellos en Big Mama. Se abrió una nueva e inesperada etapa en la que necesité nuevas habilidades, revisar lo que sabía desde muchos puntos de vista y aprender a transmitirlo.